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Farfalla Aceites ecológicos para el cuidado de la piel

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Nuestra piel nos protege del sol, el calor, el frío y otras influencias externas. Aunque tiene una función protectora muy desarrollada, es cualquier cosa menos una armadura rígida. Al contrario. Nuestra piel es extremadamente sensible. Ya reacciona a las pequeñas fluctuaciones de temperatura y a las más ligeras caricias. Los responsables de esta alta sensibilidad son los mecanorreceptores de la piel. Entre otras cosas, son estimulados por estímulos mecánicos como la presión o la tensión. En función de la fuerza de la presión, su velocidad o cualquier vibración, entran en acción otros receptores. Éstos transmiten las impresiones sensoriales directamente al sistema nervioso central. Especialmente las yemas de los dedos señalan qué tipo de órgano sensorial altamente desarrollado es la piel. En una superficie lisa, algunas personas son incluso capaces de percibir elevaciones de sólo 0,006 milímetros. A modo de comparación, los puntos del alfabeto braille desarrollado por Louis Braille son 167 veces superiores. Leer o palpar un libro en braille con algo de práctica no supone ningún problema para nuestros dedos. La piel reacciona no sólo al contacto y a la temperatura, sino también a la electricidad. Durante mucho tiempo se supuso que los humanos no pueden reconocer los campos eléctricos. O sólo si son tan fuertes que el pelo se eriza por la tensión. Muchos animales, sin embargo, pueden orientarse fácilmente por él. Las rayas y los tiburones sienten los campos eléctricos de otros peces y también los abejorros los utilizan en busca de flores. Para detectar los campos eléctricos, los humanos dependemos normalmente de herramientas técnicas. Sin embargo, nuestra piel parece reconocerlos también sin ayuda. Los investigadores descubrieron que durante la cicatrización de una herida las células de la piel se orientan a lo largo de un campo eléctrico débil. Éste muestra virtualmente a las células el camino hacia el lugar lesionado. Sin embargo, la forma en que las células perciben este campo sigue desconcertando a los científicos.

Probablemente, la piel es capaz de mucho más de lo que pensamos. Pero para funcionar mejor, necesita apoyo, porque nuestro órgano más grande está constantemente en acción. Con una dieta equilibrada, suficiente ingesta de líquidos y suficientes horas de sueño, puede apoyar eficazmente a la piel. Igual de importantes son el abandono de la nicotina, un consumo moderado de alcohol y la protección frente a la luz solar directa. Para cuidar activamente la piel, salen a la venta nuevos sueros, lociones, fluidos y cremas. Sin embargo, también hay productos y métodos de cuidado que apenas han cambiado a lo largo de los milenios: por ejemplo, los aceites vegetales. Los aceites vegetales ya eran apreciados por sus efectos beneficiosos y nutritivos desde la antigüedad. Penetran profundamente en la piel y le aportan hidratación y valiosos nutrientes. Los aceites vegetales suavizan la piel y garantizan una buena sensación corporal. Muchos aceites también pueden mezclarse entre sí. El suave y nutritivo aceite de almendras, por ejemplo, recibe una agradable fragancia si se le añade un poco de aceite de rosas.

Los aceites de cuidado ecológicos de Farfalla miman la piel y los sentidos con una textura sedosa única. Los aceites básicos de alta calidad de plantas y frutas individuales son adecuados para las distintas necesidades de la piel y pueden utilizarse de forma muy versátil. Un verdadero todoterreno es el aceite de almendras ecológico: Las pieles secas y sensibles pueden beneficiarse de sus propiedades reponedoras de lípidos. También favorece la piel sensible de bebés y niños de forma especialmente suave. ¿Le encanta el sensual aroma de 1001 noches? Entonces regálese un masaje relajante con el aceite de rosa silvestre ecológico. Este aceite de alta calidad desprende un precioso aroma oriental y es adecuado para el cuidado de la piel sensible cuando se utiliza puro o mezclado con otros aceites. ¿Le apetece un aceite especial para la cara y el escote? Los aceites de cuidado Farfalla ecológicos procedentes de una variedad de plantas de origen único proporcionan a la piel una hidratación intensa y le aportan una sensación de flexibilidad. Con los Aceites de cuidado Farfalla ecológicos podrá mimarse de verdad en su propia piel.

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